¿Qué dice la Biblia acerca de los cristales?

¿Qué dice la Biblia acerca de los cristales? Respuesta



Los cristales de diferentes tipos se mencionan en la Biblia algunas veces. La Biblia menciona rubíes (Proverbios 8:11), zafiros (Lamentaciones 4:7) y topacios (Job 28:19), por ejemplo. El pectoral que llevaba el sumo sacerdote levítico contenía doce piedras, cada una grabada con el nombre de una tribu de Israel: la primera fila era de cornalina, crisólito y berilo; la segunda fila era turquesa, lapislázuli y esmeralda; la tercera fila era jacinto, ágata y amatista; la cuarta fila era topacio, ónix y jaspe. Estaban montados en filigranas de oro (Éxodo 39:10–13). El río que fluye del trono celestial es tan claro como el cristal (Apocalipsis 22:1), el área delante del trono es como un mar de vidrio, claro como el cristal (Apocalipsis 4:6), y se extiende sobre las cabezas de los seres vivientes era algo que parecía una bóveda, resplandeciente como el cristal, e imponente (Ezequiel 1:22). La Biblia nunca asigna propiedades místicas a los cristales.



Además de ser hermosas estructuras minerales, los cristales se utilizan en la práctica de la sanación con cristales, una pseudociencia que pretende curar diversas dolencias. Según los curanderos de cristales, se supone que la colocación cuidadosa de cristales en el cuerpo de un paciente se alinea con los chakras del cuerpo o los estimula y promueve la curación.





Algunas personas también creen que los cristales tienen un poder inherente que se puede aprovechar y utilizar para su beneficio. Algunos usan cristales para alejar los malos espíritus o las malas energías y así traer buena suerte. Los cristales se utilizan a veces en el feng shui, en la creencia de que emanan buenas vibraciones. Los cristales que absorben demasiada mala energía en el proceso de proteger un hogar deben limpiarse para restablecer las vibraciones.



Ninguna de estas creencias supersticiosas sobre los cristales proviene de la Biblia. La Biblia no dice que los cristales sean beneficiosos para atraer riqueza, reavivar el romance o alejar los malos espíritus; tampoco dice que se necesitan cristales para conectarse con el Espíritu de Dios. Por el contrario, la Biblia advierte fuertemente contra involucrarse en cualquier cosa relacionada con la superstición y el ocultismo. Dios declara detestable la práctica de lo oculto (Deuteronomio 18:10–12), y la brujería se nombra junto con la idolatría como conducta impía (Gálatas 5:19–21). El uso de cristales como amuletos, amuletos o talismanes es un tipo de práctica oculta, por benigna que parezca. Cualquier cosa que busque manipular el mundo de los espíritus puede clasificarse como brujería.



El uso supersticioso de los cristales es otro ejemplo más de la humanidad caída que toma lo que Dios ha creado y lo tuerce con un propósito impío. Los cristales son ejemplos sorprendentes de la obra de Dios. No hay nada de malo en usar cristales para decorar el hogar o usarlos como joyas, pero no tienen nada de mágico. Usar cristales para protección o curación es, en esencia, una práctica idólatra. Es idolatría porque depende de fuerzas espirituales distintas de Dios para la curación y protección; en otras palabras, es la adoración de algo que no sea Dios. La idolatría está repetida y fuertemente prohibida en la Biblia (Deuteronomio 4:15–20; Jeremías 44:1–4; 1 Corintios 10:14–20; 2 Corintios 6:16–17).





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